Sunday, July 13, 2008

Nada Nuevo Blues

No importa si no lo entendes,
pero no me niegues esta tristeza
No importa si no me queres,
pero no me pidas otra vueltaa

No hay nada nuevoo bajo el sol

Viviendo en un mundo azul,
y no me digas que no te gusta
Querida te dedico este blues,
pues siento que ya nada me asusta

No hay nada nuevo bajo el sol
Sigue lloviendo en mi corazón

Saturday, April 19, 2008

:O

Cuando nada me sale
y no hay mucho que pueda hacer
la suerte me da la espalda
y ya no me quiere, volver, a ver...

la confusion se apodera
por completo de mi ser
y los problemas me acechan, me marcan, me sacan...
quiero volver, volver a nacer!


y como negar lo que esta pasando?
si algo no esta funcionando...
y como sentir si me estan llamando?
con tanto ruido no puedo escuchar


las ilusiones no duran
el tiempo que uno quisiera
su alivio momentaneo
ya no vale mis penas....


y deberia seguir, pero tengo muchio sueño...y bueno

esto lo escribi (de casualidad) sin volver atras, es decir, una vez q escribia algo, quedaba, asi que disculpen (si es que alguien entra aca) si es malo. Sepan entender

Tuesday, February 12, 2008

Mi Final Abierto

En el frío y la distancia
tu calor no me abriga
Me dolió tu indiferencia,
ya no eras mi amiga

Pero duele mucho más
cuando tirado en el piso
me ayudás, me levantás
para volverme a tirar...

No reconozco ¿Qué está pasando?
¡Estoy enloqueciendo! ¿o me estoy curando?
Eres el antídoto, que me esta matando
El final abierto, de un libro cerrado

Dificil se hace el andar
con tantas piedras en el camino
Y de tanto tropezar
siento que no me lastimo

El problema de estas piedras (es)
que no me saben decir
Si el tropezón es caída (o)
si me ayudas a seguir

Wednesday, February 06, 2008

El Vagabundo

vago por las calles
sin saber adonde voy
recorro los caminos,
voy pensando en vos
la vida es muy dificil,
no me quiero preocupar
si yo se que si lo espero,
el tiempo va a llegar

para verte otra vez
volver a estar contigo
y de nuevo ser
lo que alguna vez fuimos
y eso me motiva
para esta miseria aguantar

todo lo que tengo
es una pobre educacion
mi cultura es de la calle
mi discurso, esta cancion
y puedo ser muy pobre
pero tengo dignidad
nunca cortare una calle
yo prefiero trabajar

quiero verte otra vez
volver a estar contigo
y decir que juntos
muy felices vivimos
y eso me motiva
pues yo se que te voy a encontrar

y a pesar de que pobreza
signifique exclusion
siempre voy para adelante
y mantengo la ilusion
total tarde o temprano
se que te voy a encontrar
sabes que te necesito
y que vos me necesitas

voy a verte otra vez
volver a estar contigo
asi me acompañas
por el largo camino
y eso me motiva
pues yo no me canso de caminar
yo no me canso de caminar

Sunday, February 03, 2008

3 (sin terminar de corregir tampoco)

Antes de volver al departamento, hice honor a la rutina, y me pase por el bar. Iba silbando “Here comes the sun” con la mirada hacia arriba y por eso no vi al hombre que estaba por entrar y lo choqué. A modo de disculpas, y porque así me educaron, lo deje pasar primero, sosteniéndole la puerta. Me agradeció con un gesto, y fue directo al baño. Yo, por mi parte, ocupe mi lugar habitual y pedí “lo de siempre”.
Mientras el cantinero me servia, recorrí con mi vista el lugar. Había una pareja en una mesita en el fondo, que no la estaba pasando nada mal. Tres amigos en otra mesa, comiendo maní y tomando cerveza. Algunas otras personas, no muchas, en sus asuntos, dispersas en las viejas mesas de la taberna. Por último, dos personas jugaban al pool, serios y callados.
Estaba mirando vagamente dicho partido, cuando una voz me saco de mi pasividad. – Le propongo un brindis, amigo.
Era el hombre que me había chocado en la entrada. Se había sentado en la banqueta junto a la mía, y casualmente había pedido lo mismo que yo. Tenia el pelo blanco, al igual que su austera barba recién crecida. Mirada un tanto inocente y perdida. Labios finos y descoloridos, y la piel algo arrugada. Su cutis estaba bastante demarcado, con lo que parecían ser cicatrices y otras marcas, y un tanto pálido. En cuanto a su vestimenta, no tenia nada que envidiarle a la de un hombre de clase. Sin embargo, parecía corresponder a tiempos mejores, como si estuviera desactualizada. Con esto ultimo me sentí identificado, y quizas por eso, me cayo simpatica su propuesta.
- Muy bien – dije – brindemos por las mujeres que tanto deseamos y que nunca tendremos – y levante mi vaso.
- Y por los pobres diablos como yo, que hacemos que las personas deprimidas levanten su autoestima.
Sonreí por la ocurrente frase y tome de un solo trago mi bebida. La senti pasar por mi garganta, dejando a su paso el calor que trae el alcohol.
Pues bien, esa ocurrente frase fue la primera de muchas otras que siguieron saliendo de nuestras bocas a lo largo de la noche. así, nos pasamos de brindis en brindis, y los motivos fueron aumentando en lo absurdo hasta llegar a frases sin sentido, totalmente delirantes. No faltaron las carcajadas, claro. ¡Si ya nos reiamos de solo mirarnos! Estuvimos así un buen rato, creo; ya habia perdido la noción del tiempo y no podia distinguir con claridad las agujas del reloj. Hasta que en un rapto de sensatez, me di cuenta que era hora de volver.
Eso estaba muy bien, solo que cuando intente pararme, senti como si me hubiesen metido dentro de una coctelera. Todo giraba y me impedia enfocar. Se veia todo borroso, y de mi equilibrio solo quedaba el recuerdo. Después de tres intentos, pude darle la mano al extraño que fue mi amigo por una noche y me retire del lugar tambaleando. De alguna manera logre parar un taxi, que me dejo en la puerta de casa. Le deje un billete y casi me bajo sin mi correspondiente cambio. De todas formas, creo que se me cayo por la alcantarilla. Desde ese momento, solo recuerdo haber presionado el boton del ascensor, haber entrado a casa y haberme desplomado en el piso. Todo lo demás, esta guardado en el olvido y en la confusión.

2 (sin terminar de corregir)

Me despertó el teléfono. Por un segundo dude si atender o no, pero pronto reaccione y corrí a buscarlo. Nadie contesto a mi “¿hola?”. Dejé el aparato de mala manera, enfadado por no haber llegado a atender. Me dirigía hacia el baño cuando nuevamente escuche el familiar ring. Esta vez, si logre atender. “Es que estaba preocupada, con la hora que es y usted ni se había aparecido por acá. ¿Ya esta saliendo?. Lo espero entonces.” Esas simples oraciones bastaron para terminar con mi tranquilidad matutina. Un rápido vistazo a la hora, fue suficiente para darme cuenta que realmente era muy tarde. Me duche y me cambie en un abrir y cerrar de ojos, y cuando quise acordar, ya estaba arriba del auto.
Llegué a la oficina con una expresión de seguridad en el rostro, como si quisiera dar a entender que no me había quedado dormido y que mi retraso estaba perfectamente planificado.
Salude a Nancy con un beso en la mejilla y me dirigí hacia mi escritorio. Los titulares de mi diario favorito me esperaban allí. Lo hojee rápidamente, no se suponía que perdiera tiempo leyendo noticias. No había terminado aun, cuando Nancy se apareció con mi café doble, preparado como a mi me gusta. Cuando dejo la taza en el escritorio, no pude evitar ver la alianza en su dedo anular y una profunda tristeza comenzó a acumularse en mi pecho. Me quede observando el dorado anillo algunos segundos demás; ella lo noto, porque con un sutil movimiento escondió su mano simulando acomodar un lapicero y mientras preguntaba: -¿Estás Bien?
- Si... si – repetí, como si necesitara convencerme a mí mismo de esa respuesta, y luego cobardemente agregué – Estaba pensando en el caso Edelberg. Creo que olvide ¿considerar algunos detalles, ¿podrías alcanzarme su carpeta, por favor?
- Por supuesto – respondió, sonrió y se dio vuelta.
Enfadado conmigo mismo por haber generado esa incomoda situación, intente dispersarme un poco mirando por la ventana. Podía apreciar una vereda bastante angosta en la que solo podría pasar una persona a la vez; si algún día hubiera mucha gente, el ambiente se llenaría de “permisos”, “pase usted”, “por aquí”. O quizás de “mire por donde camina” “cuidado, ¿no me ve que estoy tratando de pasar?” y algunas otras palabras un poco más fuertes.
Sin embargo, era una cuadra bastante tranquila. La calle era empedrada y tenia un par de autos chicos estacionados. Un transeúnte distraído, un hombre de saco y corbata que cargaba un maletín, y una adolescente que paseaba a su mascota mientras escuchaba música, las únicas personas que pasaban por allí en ese momento. Las paredes de los edificios, vacías y descuidadas, no decían mucho. Y las ventanas no ofrecían espectáculo mayor. Solo un pequeño negocio que vendía arreglos florales rompía un poco con ese esquema tan gris.
Estaba pensando en eso, cuando escuche la conocida sucesión de sonidos: “tacos – golpecito al vidrio de la puerta – permiso”. Nancy venia a traerme la carpeta que le había pedido. Procurando no mirarla, le agradecí y luego suspire.
Esa muchacha era el sol en mi tormenta. Protagonista de mis más secretas fantasías; de mis sueños a color, y de mis grises desilusiones. Tenia el encanto propio de lo inalcanzable, de lo prohibido, y en ella podía sentir el amargo gustito de la dulce utopía. Y eso me volvía mas loco aun, porque como buen sol, además de iluminar, podía encandilar, hasta dejarme ciego e indefenso. Como buen sol, además de entibiar, podía quemar hasta dejarme herido y agonizante.
Si ella era esperanza en mi vida, mi principal problema era que no sabia cuanto mas podría esperar. Solo había luna azul para mi.
Ese día me quede trabajando hasta tarde. En parte porque tenia que recuperar tiempo perdido y en parte porque no quería volver a casa.
Si la escena de la calle antes parecía solitaria y gris, ahora era zona de nadie. Ni algún animal callejero, ni un ladrón contando su botín. Ni un alma perdida, ni un recuerdo demasiado triste. Nada.
En un momento decidí que debía cenar si quería continuar trabajando. A ciertas horas no se puede razonar demasiado sin combustible, solía decir mi tío. Compre algo de comida chatarra y me lo lleve a la oficina. Fue una velada solitaria, por eso, para no pensar demasiado, puse algo de música. Un poco de los Beatles nunca viene mal. Lo recomiendan escritores melancólicos y músicos no inspirados. Elegí Abbey Road y deje que la melodía inicial entrara en mi como el aire que respiro. Me recosté sobre el respaldo y disfrute las notas combinadas armoniosamente, que jugaban con mi oído. Permanecí así, inmóvil, por un largo tiempo.

Wednesday, January 30, 2008

Cancion.

he aqui una cancion... mia:O


equivocarme con clase
no es mi especialidad, querida
si algo no me sale bien
todos me saben mirar
y aprenden a marcar
mi debilidad

mi culpa no es pequeñita
pero se quiere escapar, si si
encerrada en mi pecho
tiene ansias de libertad
no se si soportaremos
ni un segundo mas

el mundo no se equivoca
soy complicado y lo se, muy bien
pero complicado y todo
soy muy facil de entender
aunque quizas no lo sepas
o no lo quieras ver

arrastrando los pies
las suelas se desgastan mas rapido
caminando al reves
todo se vuelve mas lejano
mareado otra vez
si veo todo desde abajo
tirado a tus pies
no me vas a reconocer

mi culpa no es pequeñita
te lo vuelvo a repetir, oh si
para que esta vez me escuches
asi sabes que decir
pues tu silencio incomoda
y me vuelve a herir

quizas asi yo aprenda
a equivocarme mejor, por Dios!
asi si algo no me sale
no te lastime mi error
se vaya lejos, solito y
nos deje tranquilos... a los dos

1

Estaba tomando algo, en el lugar de siempre, cuando creí que era hora de regresar. Deje el billete en la barra, como solía hacerlo y sin despedirme, me fui.
Era una noche hermosa, a pesar de la lluvia torrencial que azotaba la ciudad, por lo que decidí volver caminando. Por el camino cruce calles anegadas, vagabundos que buscaban techo, y otros que ya lo habían encontrado y varias personas que, empapadas, trataban de escaparle al agua, ya sea corriendo o cubriéndose la cabeza con algo. Yo también me estaba mojando, pero no me importaba demasiado. Nunca me importó. De hecho, a veces disfrutaba el estar bajo la lluvia. Creo que de alguna manera, me hacia sentir muy libre, pero no viene al caso. Esa noche vestía un pantalón bastante formal marrón claro, una camisa de color, también claro, un saco marrón oscuro, y arriba, mi piloto francés, mi favorito por cierto. Y en los pies, mis infaltables zapatos de cuero, que siempre me recordaban a cierta zapatería italiana.
Llegué a casa y sentí que el baño me llamaba, así que a pesar de la hora que era, prepare la bañera para un baño de inmersión y puse música tranquila. Elegí algo para leer, cambie la ropa mojada por mi bata, y cuando volví al cuarto de baño, la tina ya estaba casi llena, el agua a la temperatura ideal y... En fin, estaba todo dispuesto para que pueda relajarme. Al sumergirme, una agradable sensación de confort recorrió todo mi cuerpo, de pies a cabeza. Casi podía ver como mis contracturados músculos se aflojaban, al tiempo que las sales y la leve espuma, me permitían jugar con mi imaginación y soñar con que estaba en un spa de los mejores.
Cuando abrí los ojos, nada quedaba ya de aquella escena ideal con la que había empezado. El agua estaba fría, al igual que todo mi cuerpo. Mi piel estaba tan arrugada como si alguien me hubiera hecho un bollo, ya no había espuma ni rastros de las sales minerales, y si en un spa yo hubiera acabado de esa manera, no solo los hubiese demandado diez veces seguidas, sino que también me encargaría personalmente de que nunca pudieran volver a abrir sus puertas. Pero no era un spa y no había a quien echarle la culpa. Me levante temblando y como pude me seque. Saque la revista que estaba flotando en la bañera cual balsa a la deriva y deje que el agua fluya por la cañería. Considere que Pavarotti ya había cantado suficiente, y saque su disco del reproductor.
Una vez acostado, mire el portarretratos, como todas las noches, y lo puse bocabajo. Cerré los ojos, y no recuerdo mas que eso.